Suikoden I - Historia de Flik y Odessa

La historia de Flik y Odessa es probablemente la más trágica de todas las historias de amor de Suikoden.

Flik, el trueno azul, y Odessa

Odessa nació en el seno de una familia aristocrática de buena condición económica y política, los Silverberg. Sobrina del mismisimo Leon Silverbeg, vivió su infancia despreocupada y feliz rodeada de lujos.

Todo cambió cuando conoció a Achiles, un joven aristócrata que lideraba una organización Anti-sistema. Él le abrió los ojos sobre la situación real del Imperio, corrupto a más no poder. Convencida y enamorada, se prometió en matrimonio con él, y trató de convencer a su hermano, Mathiu Silverberg, para que les ayudara. Mathiu rechazó la oferta porque no quería involucrarse en ninguna guerra o movimiento. Ella le llamó cobarde por tener el poder de cambiar el mundo y no aprovecharlo. Y nunca más volverían a verse.

Poco después Achilles fue atrapado por el Imperio por unos crímenes que no había cometido, y posteriormente asesinado. Sus últimas palabras a Odessa fueron "Acaba con el Imperio"

Vestida aún con sus galas aristocráticas, empuño su espada y empezó a combatir contra el Imperio. Se las apañó para salir viva de allí y formar el Ejército de Liberación de Toran, fundada a partir del Movimiento Anti-sistema o Anti-Imperial. En su campaña pronto encontró grandes aliados como Flik, Humphrey,  el hijo de la grandisima puta de Sanchez, Viktor, Mose y Ronnie Bell.

Flik por su parte es un guerrero de Villa Guerreros (el que puso el nombre a la aldea se quedó manco de tanto pensar). Sabemos poco de su origen, solo que un día salió de su pueblo en el conocido como "viaje de la hombría" sin haberle puesto nombre a su espada. Cabe señalar que en Villa Guerreros los espadachines nombran a sus espadas de cierta manera, a su gusto.

Llevaba ya un tiempo trabajando como mercenario, cosa de años, cuando conoció a Odessa.

Podríamos resumir que Flik quedó fascinado al verla. Y más cuando supo su historia ; una chica de una familia bien que renunció a todos los lujos y riquezas de su clase social, para luchar contra aquellos que la hicieron vivir la gran vida. Alguien que creció dentro de la corrupción, pero se mantuvo pura. Vivía de una manera humilde, casi ataviada con arapos, y poseía la determinación y el coraje necesarios para cambiar las cosas.
 
Odessa por su parte vió más allá de la rudeza y falta de sofistificación de Flik. Vió en él un chico noble, dispuesto a luchar y a darlo todo por la causa. Por la causa, y por ella. Por todo ello, Flik logró robarle el corazón.

Lamentablemente en un trágico giro de los acontecimiento, un hijo de la grandísima puta que estaba infiltrado, dio el chivatazo de donde estaba la base secreta de la resistencia y en la emboscada, Odessa fue sorprendida y asesinada. Sus útltimas palabras fueron para pedir que tirasen su cuerpo al río, para evitar que la noticia de su muerte minase la moral de la resistencia. Y para pedirles que visitaran a Mathiu para rogarle ayuda si era necesario.

Flik nunca pudo perdonarse no haber estado con ella para protegerla. Nombró sin dudar a su espada "Odessa". Tras el shock inicial al saber su muerte, y el rebote que cogió con el bueno de Tir, se marcha del castillo de la resistencia bastante enfadado. Tras meditarlo mejor, decidió blandir a Odessa para completar y conquistar los sueños idealistas que ella no pudo ver realizados junto a Tir y el ejército de liberación de Toran.

A pesar de todo, el recuerdo de Odessa le perturba y sigue culpándose años más tarde por no haber estado a su lado hasta el final. Por ello se marcha junto a Viktor y fundan la Fortaleza Mercenaria, por petición de Anabelle. Por ello tambien rechaza a la pesada e insistente de Nina. Aparte de porque es una cría ahostiable pesada y malhumorada como ella sola, obviamente, y una acosadora y celosa compulsiva nata.

No todas las historias de amor tienen un final feliz. Al menos en esta, Odessa vio cumplido su sueño, aunque fuese como un premio póstumo.

Como curiosidad decir que aparte de sus demás cualidades, de Silverberg tenía la capacidad estratégica. Pidió que acudiesen a Mathiu, de vital importancia en el discurso de la batalla. Encargó las lanzas de fuego muchisimo antes de que nadie se plantease que pudieran hacer falta, y estuvieron listas a tiempo. Sin ellas no hubieran podido ganar la guerra, y años más tarde, en la fortaleza mercenaria de Viktor, no haberlas tenido y utilizado hubiera podido ser fatal para todos, incluido el propio Flik.